La última película de Gus Van Sant se puede considerar el culmen de una triología ideológica en la que el cienasta norteamericano deja a un lado cualquier tipo de convencionalismo, para mostrarnos una forma original de hacer cine. Cercana a la doctrina impulsada por Lars Von Trier en 1995, que junto con un grupo de directores de vanguardia, escribió un decálogo de pautas para hacer cine denominado dogma 95.Este hecho da un gran valor a la obra de Van Sant, en contraposición, he de decir que no son fáciles de ver. Last Days resultará una película atractiva para el que valore las innovaciones formales y de contenido, pero para el público en general puede resultar rara y lenta. La película se centra en los últimos días de Blake, personaje basado en Kurt Cobain. No quiere ser un biopic de Nirvana, ni una biografía. No es la primera vez que el director se basa en hechos reales para filmar una película, Elephant quiere ser un reflejo aproximado de lo ocurrido en la matanza de Columbine.
En fin, película difícil, de la que se pueden extraer dos escenas. La primera, una muy divertida en la que un empleado de páginas amarillas visita a Blake, quien le recibe con un vestido de mujer y completamente colocado. Y otra en la que se refleja a la perfección el proceso creativo de una canción de la mano del protagonista.
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