Hechos irrelevantes

Son las 22:00 y el país se paraliza, todos ante el televisor, se decide la liga, los Megagalácticos y el Dream Team se la juegan a noventa minutos, es la gran final. Yo ante el televisor,con cervezas y amigos, un borrego más, sin embargo, mis ganas de vomitar sobre el deporte rey aumentan sin cesar y no es por culpa de las cervezas del Lidl, mejor precio y calidad.

Es que es una desgracia, que para miles de personas la decisión más importante de la semana haya sido un resultado porrístico. Para ellos la mayor alegría va a ser llevarse ese premio, mientras que no habrá mayor decepción que la derrota de “su” equipo. Cada vez es más evidente que lo superfluo, lo inconsistente se adueña de nuestro entorno, domina el día a día de los medios de comunicación y nos manipula.

Somos presos de una amalgama de hechos irrelevantes, chorradas. Estupideces que no nos llevan a ningún sitio, son meramente una distracción en el camino. El recorrido de nuestra existencia se ve apoderado de ese tipo de distracciones superfluas y finalmente no somos conscientes de las cosas importantes que nos rodean, véase familia, amigos... El entorno cercano, que es al fin y al cabo aquel que es modificable, tanto positiva como negativamente, esto es, donde tenemos la capacidad de hacer felices o infelices a los demás.

Las distracciones sobre las cuales enfocamos gran parte de nuestros esfuerzos nos niegan finalmente el derecho a decidir y a valorar lo que realmente nos tiene que hacer disfrutar de la vida. Un ejemplo claro de hecho irrelevante es el clásico que se disputa el próximo sábado, donde se enfrentan el FC Barcelona y el Real Madrid CF. Elementos principales en el eje disuasorio fundamental para el género masculino, el fútbol o

“!El puto fútbol de los cojones!”.